Desde que hice mi roscón de reyes a primeros de mayo ¿? estaba yo con la cosa de aprovechar el enorme bote de agua de azahar que compré para la ocasión... y es que el aroma del azahar en el roscón me gustó tanto que pensé en hacerme un perfume... pero eso es otra historia ;)

Y me dirigía yo a hacer unos rollitos de canela, de los de siempre, que en casa gustan mucho mucho... y primero se me vino a la cabeza hacerlo en forma de tarta, que nunca lo había probado, y después pasé por el mueble donde estaba el azahar y vino a mi cabeza... después abrí el frigo y aparecieron 2 naranjas que había que gatar en breve... jajajaja! En definitiva, que esta receta fue todo un cúmulo de casualidades y caprichos, así que voy con los ingredientes y no me lio más.


En primer lugar preparamos la masa. Debe quedar una masa ligera y un poco pegajosa, tanto si lo haces a mano como con amasadora, pero engrasando las manos con un poco de aceite suave se puede manejar con facilidad.

Ponemos en un bol la harina tamizada junto con la levadura, el azúcar y la sal. Derretimos la mantequilla y la dejamos enfriar un poco antes de añadirla. Añadimos la leche tibia y el huevo ligeramente batido. A continuación el agua de azahar y la ralladura de naranja. Mezclamos todo y amasamos hasta formar una bola homogénea (aunque repito que un poco pegajosa). Dejamos reposar en un recipiente enharinado y cubierto con un paño de algodón hasta que doble su tamaño.
Cuando haya levado suficiente sacamos la masa y directamente extendemos con un rodillos sobre una superficie antiadherente o sobre la encimera enharinada para que no se pegue. Lo hacemos tratando de formar un rectángulo.

Derretimos nuevamente un trozo de mantequilla, de unos 60g al baño maría (o microondas) y pintamos toda la superficie de masa extendida, guardamos un poco. Luego espolvoreamos azúcar y canela sobre la mantequilla. Seamos generosos!! Y esparcimos los chips de chocolate también por la masa (esto no es imprescindible, pero es que el chocolate va siempre taaaan bien).

Enrollamos la masa hasta tener un cilindro cerrado. Cortamos rodajas de este cilindro de una anchura aproximada de 2 cm (un poco más de un dedo de ancho) y las vamos colocando en el molde que vayamos a utilizar para hornear, dejando una separación entre los rollitos ya que luego durante el levado y horneado crecerán. Los colocamos en la zona de fuera y luego rellenamos el espacio que quede en el centro. Pintamos los rollitos con la mantequilla derretida que habíamos reservado antes y dejamos levar nuevamente una media hora (o hasta que casi dupliquen de nuevo el tamaño.

Lo mejor de todo es que el tiempo de horneado es muy rápido (así ahorramos luz, que también bien muy bien). Precalentamos el horno a 170º y horneamos los rollitos durante unos 15 minutos, o hasta que los veamos doraditos.

Las rodajas que nos sobren podemos hornearlas solas o en otro molde más pequeño.

Dejamos enfriar un poco y preparamos el glaseado. En un bol estruja el zumo de media naranja grande o una entera si es muy pequeña. Añade las 3 cucharadas de azúcar glasé y bate con la barilla hasta que coja un poco de cuerpo. Con un pincel o directamente con una cuchara ve añadiendo el glaseado sobre los rollitos. Añádelo todo sin miedo, aunque te parezca mucho líquido.

Y el resultado son unos rollitos esponjosos, con un aroma a azahar y naranja espectacular y con un toque de chocolate que te volverá loquit@! jajaja! Algo como esto:
Espero que os guste
BUEN PROVECHO!!!