Bueno, pues aquí estamos un septiembre más para la vuelta al cole... para mi siempre septiembre será el mes de la vuelta al cole y cuando realmente tengo sensación de que empieza un nuevo año, será que después de que la mayor parte de nuestra vida haya sido de estudiantes (entre cole, insti y carrera...) es algo que ya tenemos más que interiorizado, no? Sea lo que sea, septiembre para mi significa inicio y como tal te abre puertas para arrancar nuevos propósitos y lanzarte a todo aquello que siempre has querido. Unas veces se alcanzará y otras quedará en nuestra lista de buenos propósitos, pero lo importante al menos es intentarlo, hay que morir luchando ;)

Bueno, y ahora vamos con la receta... se trata de una tarta de manzana muy rica, con una capa crujiente por encima que le da un toque diferente y la hace un poco más especial. Como ya sabréis si me habéis seguido en las redes, este verano hemos viajado hasta Dinamarca. Uno de esos destinos que a priori no tienes muy claro qué te ofrecerá, pero que nos ha encantado.

Cierto es que en cuanto a gastronomía en general nos ha dejado un poco fríos, como su clima, o no hemos sabido buscar o no es fácil disfrutar la gastronomía danesa, menos aún a un precio asequible al común de los mortales (españoles). Pero hambre desde luego tampoco hemos pasado (entraré más a fondo en un post que pretendo hacer sobre ello).

La cuestión es que la repostería era uno de sus fuertes y en esas que una de las frías tardes danesas entramos en una cafetería al azar y tenían unas tartas caseras con una pinta exquisita. Yo que me dirijo a pedir (para practicar mi inglés de paso...) y visualizo una tarta con toda la pinta de ser de manzana y que pedía a gritos que la probara! Mi chico que es un apasionado de las tartas de manzana me dio la excusa perfecta para lanzarnos. Así que apple crumble para merendar, y el camarero me ofreció servirla calentita, así que yo que pensé que sería costumbre local, pues no lo dudé. Allí estábamos de repente con nuestro café de medio litro (que eso es otra, qué cafés taaaan grandes!) y nuestra tarta. Creo que durante el tiempo que nos duró ni hablamos! Estaba deliciosa. (esta era la original)


Así que a mi vuelta ahí estaba yo decidida a encontrar la receta. Me ha costado un poco encontrar lo que realmente quería, porque es verdad que hay muchas recetas con crumble, pero no veía que el aspecto se correspondiera con lo que habíamos comido. Pero esta sí que sí! Cumple en aspecto, en sabor, en textura y en todo y es de María Lunarillos. No me enrollo más y vamos con la receta:


En primer lugar lavamos y pelamos las manzanas. Quitamos la parte del centro y las troceamos en taquitos. Preparamos una olla y ponemos los trozos de manzana, el zumo de limón y dos cucharadas soperas de azúcar moreno. Dejamos a fuego medio durante unos 10 minutos, cuando comenzará a coger un color tostado y la manzana estará ligeramente cocida.


Mientras en un bol grande (o nuestra batidora) vamos mezclando la mantequilla con el azúcar hasta que blanquee y a continuación añadimos los huevos de uno en uno hasta que estén bien integrados. A continuación ponemos la levadura y la harina y vamos alternando la mitad de ingredientes secos con la mitad de leche, hasta tener todo integrado. Cuidado de no batir en exceso. Por último añadimos a esta mezcla la manzana que habremos retirado del fuego.

Precalentamos el horno a 180º y engrasamos un molde de unos 20-22cm de diámetro (sale bastante alta en un molde de este tamaño).


Echamos la mezcla en el molde engrasado y preparamos el crumble (crujiente) superior. Para ello ponemos en un bol la mantequilla fría cortada en cuadritos, el azúcar moreno, la canela y la harina. Llegados a este punto, tengo que decir que para mi gusto las cantidades indicadas en la receta son excesivas en cuanto a esta mezcla, creo que con un 75% de las cantidades que pone o incluso con la mitad estaría bien, pero eso ya es cuestión de gustos. Mezclamos todo bien con las manos (como nos gusta!!) hasta que quede una especie de arena con algunos grumos, pero no muy grandes. Esparcimos esta mezcla sobre la masa anterior en el molde, cubriendo bien toda la superficie.

Horneamos a 180º durante 45-50 minutos, o hasta que lo veamos dorado y al pinchar un palito nos salga seco. Sacamos del horno y dejamos enfriar.

Como os he dicho, a nosotros nos la sirvieron templada y también es muy popular tomarla con una bola de helado de vainilla. Así que es perfecta si eres de l@s que no pueden esperar a que se enfríe la tarta para catarla ;)

Espero que os guste tanto como a mi.

BUEN PROVECHO!!!