A menudo descubres rutinas o realidades de otras personas que te parecen increibles, que tienen tan normalizadas y asimiladas que para ellos es algo muy normal, pero que tú desde fuera te das cuenta del enorme mérito que tiene. Y una de esas realidades es la de los papás y mamás de niños con alergias o intolerancias alimentarias. 

Todos conocemos en la actualidad casos de intolerancias a la lactosa, al gluten, al huevo y a infinidad de cosas. Pero es aún peor cuando los niños son muy pequeños y aún no saben hablar y mucho menos leer. Y más aún cuando todas esas intolerancias se unen en un mismo niño, y se le suman alergías a vegetales, frutos secos... vamos, que me parece una odisea diaria planificar una simple comida para estos niños.

La receta de hoy es de las que últimamente me gustan de verdad! Y es que además de muy rica es muy muy sencilla, y la verdad es que últimamente estoy un poquito floji para hornear y este tipo de recetas son mi comodin ;)

Se trata de un brazo de gitano que he preparado en varias ocasiones, pero esta vez lo hice de chocolate. 

Otra cosa que tengo pendiente probar con esta receta es hacerlo en salado, que también me apetece mucho, pero aún estoy dándole vueltas al relleno, a ver qué me apetece. Si tenéis alguna idea, me encantaría escucharla! 

Vamos con la receta:

¿Cómo acaba un simple bizcocho convirtiéndose en una tarta con un olor y un sabor espectacular? Pues sí, eso es lo que me pasó con esta tarta... y es que me disponía a hacer un clásico bizcocho 3,2,1... el de yogurt de toda la vida, y a eso que el único yogurt que había era de melocotón, y ya pensé que al melocotón le iría muy bien un poquito de coco rallado y mermelada de frutas, y de paso un poco de almendra picada, que eso siempre va bien... y luego abres el mueble y aparece una tableta de chocolate de cobertura y no te puedes resistir a cubrirla... jeje! En fin, todo un cúmulo de magníficas coincidencias que desembocan en una tarta sencilla, rápida y realmente rica! mmmm!!